Los seres humanos compartimos la misma
naturaleza humana, sin embargo somos muy diferentes, puesto que cada uno de
nosotros es capaz de pensar, decidir y actuar por sí mismo, y es responsable de
sus acciones. Cada rasgo que caracteriza al ser humano como persona, reclama
una actuación educativa que va a fundamentar la consolidación de esta
característica en cada individuo, a la vez que dotará de un claro fundamento y
justificará el quehacer educativo.
En función a estos rasgos, los principios
educativos más relevantes que podemos destacar son:
- Individualización. Todo individuo es diferente a los demás en cuanto a capacidades, intereses, motivaciones y experiencias, lo que va a determinar cada uno de sus aprendizajes. Debe desarrollar su propio modo de ser, siendo responsable y aportando lo mejor de sí mismo. En la escuela el profesor debe adecuarse al ritmo de cada uno de los alumnos.
- Socialización. Al vivir convivimos y nos vamos haciendo a nosotros mismos. Es la propia sociedad la que dirige y propone el contenido del desarrollo de las diferentes capacidades humanas, a la vez que es la destinataria de los beneficios de un pleno desarrollo individual.
- Actividad. Toda educación debe ser formativa, aportar un sentido a lo que se hace, y planificada hacia el logro de una meta.
- Creatividad. Todo proceso educativo a de aportar a cada sujeto algo nuevo y valioso para él mismo, darle la capacidad de transformar, a su manera, la realidad que le rodea.
- Participación. Contribuye a desarrollar la responsabilidad, la capacidad de dialogar, cooperar, escuchar… lo que aportará beneficios, no sólo al grupo, sino también a cada uno de los integrantes que lo forman.
- Autonomía. Todo ser humano es dueño de sí mismo y de su proyecto vital, es por ello que la educación no puede renunciar a la determinación de las propias acciones.
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